También se menciona al patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa (60), otro moderado, pero su principal contra es que su edad porque su papado sería demasiado largo.
Hay otros nombres menos visibles que están circulando. Por caso, el francés Jean-Marc Avelino (66), arzobispo de Marsella, alineado con Francisco, sobre todo en la problemática migratoria; el italiano Domenico Battaglia (62), arzobispo de Nápoles, cercano a la gente y con una gran obra en la recuperación de adictos a las drogas, y el sueco conservador Anders Arborelius (75), obispo de Stockholm, el primer y único cardenal escandinavo.
Algo es seguro: a los cardenales se les está acortando el tiempo para encontrar el candidato que alcance los dos tercios. Están concluyendo sus plenarios en los que analizaron la situación de la Iglesia en el mundo, sus desafíos y el perfil del futuro papa.
En charlas informales, los distintos grupos buscan consensuar un nombre que los represente para entrar a la Capilla Sixtina a votar con el candidato definido.
El hecho de que sea el cónclave más concurrido y diverso de la historia de la Iglesia -los cardenales representan a 71 países de los cinco continentes- y que muchos de los purpurados fueron creados en los últimos años y no se conocen, lleva a pensar que podrían tardar más tiempo en ponerse de acuerdo. Juan Pablo II fue elegido al tercer día del cónclave, mientras que Benedicto XVI y Francisco al segundo.
La demora podría ser leída como una muestra de falta de unidad en la Iglesia. Pero también como el deseo de encontrar al mejor candidato de consenso. Así las cosas, final abierto.