Se insiste en que "resulta indispensable adoptar un criterio conservador y prudente en la asignación del crédito presupuestario, garantizando la sostenibilidad financiera durante el proceso de reorganización interna y evitando compromisos que puedan limitar la capacidad de decisión de la nueva gestión".

El presupuesto nacional para 2026 —que sirve de referencia al municipalismo— plantea supuestos macroeconómicos bastante optimistas. Según el análisis del Fundación para el Desarrollo Humano Integral y otros observadores, el proyecto de ley nacional estima una inflación de 10,1% para 2026, un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) cercano a 5 % anual, y un tipo de cambio que finalizaría el año en $1.423 por dólar.

Un análisis puntual advierte que esos supuestos "lucen optimistas" y que lo más probable es que la inflación sea mayor y el crecimiento menor, lo que implicaría una recaudación real más lenta y gastos indexados más explosivos.

En el caso de la ciudad de Corrientes, al presentarse un presupuesto que "toma en cuenta el escenario macroeconómico", queda implícito que la estimación de ingresos y gastos municipales está alineada con esos supuestos nacionales. Pero esa línea plantea algunos riesgos:

Si la inflación supera el 10,1 % estimado nacionalmente, los gastos —especialmente los que tienen indexación o son automáticos— podrían desbordar el presupuesto proyectado.

Si el crecimiento real se ubica por debajo del 5 % estimado, la recaudación propia municipal (impuestos locales, derechos de tasa, etc.) puede comportarse por debajo de lo estimado, tensionando el equilibrio financiero.

El documento municipal señala que tiene carácter "prudente y conservador", lo que sugiere que se ha querido evitar optimismos exagerados; sin embargo, la referencia sigue siendo un escenario nacional que muchos analistas consideran demasiado optimista.

La transición de gestión puede añadir complejidad: priorizar reorganización interna y evitar compromisos futuros limita la capacidad operativa inmediata, lo que puede implicar recortes o demoras en obras o servicios.

Para la próxima administración municipal, el presupuesto presentado deja algunas señales clave: La prioridad de mantener solvencia institucional y equilibrio fiscal podría implicar moderación en nuevas inversiones o en aumentos de gasto discrecional.

Las obras de infraestructura o políticas de expansión podrían quedar supeditadas a que los ingresos se comporten como lo estimado.

Si los supuestos macroeconómicos no se cumplen —y es una posibilidad real— será necesario ajustar sobre la marcha, lo que puede implicar recortes imprevistos o financiamiento adicional.

Para la ciudadanía, significa que los programas, obras o mejoras podrían tener un ritmo más conservador de lo que se percibe en el discurso público.

El proyecto de presupuesto 2026 de la Municipalidad de la Ciudad de Corrientes, por $184.892 millones, se inserta en un contexto nacional de expectativas macroeconómicas moderadas al alza, pero sobre las cuales los analistas advierten que ya pueden estar siendo superadas por la realidad. El alineamiento con esos supuestos hace que la prudencia del gobierno local sea necesaria, pero al mismo tiempo plantea el desafío de mantenerse flexible ante un escenario económico que podría evolucionar más rápidamente que lo proyectado.

La gestión próxima parte con un marco de contención y realismo —como señala el propio documento— pero será clave observar la relación entre los supuestos nacionales, su impacto local y la capacidad de adaptación municipal ante eventuales deslizamientos económicos.