Con el inicio de las votaciones de la tarde, los fieles comenzaron a regresar a la Plaza de San Pedro, reanudando la vigilia con renovada expectativa. A pesar de la segunda fumata negra emitida por la mañana, muchos manifestaron su deseo de presenciar en directo un posible desenlace en las rondas vespertinas del cónclave.
La plaza, que horas antes había quedado parcialmente vacía, empezó a llenarse nuevamente con peregrinos, turistas y ciudadanos romanos atentos a cada movimiento dentro del Vaticano.
Algunos grupos que se habían retirado tras la señal de la mañana retornaron con termos de café, banderas y pancartas, mientras otros llegaban por primera vez en el día, como parte de excursiones organizadas. El ambiente en la plaza oscilaba entre la calma y la expectativa, con miradas fijas en la chimenea de la Capilla Sixtina y conversaciones sobre los posibles candidatos al papado.